martes, 18 de agosto de 2009

Intro - Amparo

Mi nombre ficticio es Amparo. Es el que doy cuando se acerca algún tipo al que no quiero conocer. Como aquella vez en Budapest, cuando un armenio que conocía la música de Ana Belén se nos acercó para invitarnos a copas porque era su cumpleaños y estaba solo. Y solo se quedó.

Mi edad (real) son 25 años, aunque a veces me sienta una niña perdida y otras como que ya he vivido muchas cosas.

Mi historia personal se podría resumir como que nunca tuve suerte con los chicos, fui la empollona del cole y naturalmente acabé estudiando una carrera. En mi último año de universidad decidí hacer un Erasmus, en el que conocí a mi novio, y al terminar quise más experiencia internacional, así que terminé trabajando en Irlanda, donde llevo algo más de dos años y medio.

Mi situación actual también se resume rápido. Sigo con mi novio Erasmus, sólo que él vive en París y yo en Dublín, mi nueva compañera de piso es lesbiana y me lo recuerda cada cinco minutos, por si acaso se me olvida... Nunca he tenido nada en contra de las lesbianas (ni de los gays) pero un poco sí en contra de ésta. Me incomodan sus insinuaciones y los detalles de sus líos tanto como que ayer dejara a la vista uno de sus juguetes sexuales. Me molesta tanto como si lo hiciera un tío. Siempre me han violentado estas situaciones y la gente que invade mi espacio personal y mi intimidad cuando yo no quiero que sea así.

Profesionalmente el tema está jodido. Bueno, estando en crisis no debería decir eso. Tengo un contrato indefinido, un sueldo que probablemente dobla lo que ganaría en España si me hubiera quedado y estoy en el sector adecuado en el momento adecuado. Entonces... ¿Qué pasa? Que no me gusta mi trabajo un pelo. Mirando a mi alrededor a veces me pregunto si estoy mal de la cabeza porque el resto de mi equipo está contento. Quizás es el hecho de que vine aquí a trabajar y fuera del horario de trabajo no hago nada interesante, o el hecho que hayan cambiando mis funciones tantas veces y al final todo se reduzca a generar pasta. El caso es que no estoy a gusto y me quiero ir.

De hecho, me voy. Pocas personas saben que en octubre ya no voy a estar aquí. Y ni yo misma sé todavía cuál es el próximo destino. Quizás París, quizás Barcelona. A finales de esta semana se confirmará... Misterio y emoción, como dicen.

Os iré contando.

Amparo

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